me queda la lavanda
de tu piel
guardada
en los dedos
y en mi propia piel
una señal
para la ternura
del deseo que vuelve
de a poco
a habitarme
me hice un mapa
de mi misma
lo dibujé
minuciosamente
haciendo marcas
miguitas de pan
-pero de tinta-
para tener donde mirar
cuando me sienta perdida
otra vez