me queda la lavanda
de tu piel
guardada
en los dedos
y en mi propia piel
una señal
para la ternura
del deseo que vuelve
de a poco
a habitarme
pase, vecino, vecina, tomesé un mate y cuentemé qué le pareció.
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pase, vecino, vecina, tomesé un mate y cuentemé qué le pareció.