miércoles, 19 de junio de 2013

porque nadie dijo que soltar
era fácil, ni cosa de un día
para el otro, nada de eso,
muy por el contrario, se trata
de una decisión cotidiana
que implica, por ejemplo
no detener los pensamientos
en la forma tierna en que
cerrabas los ojos cuando
yo te acariciaba el pelo, ni
rememorar el sabor de aquel
helado que fue testigo de un
beso que por intenso debería
pasar a la historia de los besos
te extraño tanto que me duele
la piel de desear tocarte, una
vez solita más, pero pasa que
se es lo que se es, lo que siempre
se ha sido, se llora lo que se llora
una no elige de quien se enamora
ni elige qué cosas a una la hieren
y vos, mi amor, me heriste con
conocimiento de causa, con dolo
y alevosía, porque también vos
sos quien sos, tus fantasmas te
siguen a todas partes, incluso
al pie de mi cama, torpe de mi
que solo miré los míos, atenta
a que no te hicieran daño y pasé
por alto tus advertencias, lo sé
tu amor me hizo grande, hermosa
en algunos momentos sacra y en
otros, voluptuosamente pagana
te llevaba y me iba a quién sabe
dónde, a lugares que visitamos
estando juntas y ya nunca, no
volvimos, no he vuelto, ni creo
que pueda volver de la mano
de otras manos que no sean la tuya
pero me heriste, profundamente
tristemente, como para cumplir
tu propia profecía, de soledades
de inviernos, de abandonos.
siento tu amor todavía, dentro
como pena honda que no cesa
te extraño, te pienso, te busco
y a a vez, y al mismo tiempo
trato de soltarte, de dejarte ir
de andar pasos otros, míos
que no te incluyan, que no te
llamen, ni te nombren, no te den
sombra mis palabras, que aun
no me alcanzan para sacarte
toda de mi, de estos días
que no te tienen pero te hablan
te añoran, te desean, te abrazan
a la distancia de todo este mundo
que hay entre las dos y ya no
ya no, ya nunca salvaremos
solo hay abismo y tu perfume
en la ropa que dejaste en mi casa
que yo abrazo a la noche para
recordarte, recuperarte, sanar
de a poco, como se pueda, como
me lo pida el corazón. 

6 comentarios:

  1. Sana, sana, vecina. Ya pasa... Paciencia. Otras manos se tomarán de las suyas en otro lado y un beso más tremendo vendrá después.

    ResponderEliminar
  2. gracias, querida. la paciencia se me cansa, vio?
    pero sé que tiene razón usté. eso, y el poder de hacerme emocionar!
    abrazos!

    ResponderEliminar
  3. Mientras no se canse de escribir...

    ResponderEliminar
  4. no, de eso no me cansé nunca, hasta ahora. y menos sabiendo que hay ojos que acompañan leyendo. abrazo!

    ResponderEliminar
  5. Siii, al menos dos hay. Verdes y bien miopes!

    ResponderEliminar
  6. y amistosos! que no es poco, compañera. :) abrazos desde esta orilla (y para cuándo el encuentro en vivo, vive dios!)

    ResponderEliminar

pase, vecino, vecina, tomesé un mate y cuentemé qué le pareció.